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viernes, 4 de julio de 2014

Se buscan electores

En las Elecciones Estudiantiles de la UCA se encuentra todo lo necesario para realizar unos comicios transparentes, pero lo que menos hay son votantes. Cada dos años el Centro de Asuntos Estudiantiles lanza la convocatoria para que los alumnos participen, pero todo indica que las palabras caen en terreno infértil. Los niveles de abstención son altos, lo que pone en discusión el papel de los jóvenes ante los procesos democráticos a nivel local.


Cada evento electoral celebrado en El Salvador deja la misma impresión de apatía y desinterés por parte de la población en general. La última elección presidencial realizada el 9 de marzo es uno de tantos ejemplos. Los votos válidos suman casi 3 millones, lo cual representa un poco más de la mitad del padrón electoral, ni siquiera el 60 por ciento del mismo. En nuestro país hay elecciones cada tres años para alcaldes y cada cinco para presidentes. Ese vaivén electoral hace que, en algunas ocasiones, ambas elecciones coincidan o que se celebren con un año de diferencia. Sin embargo, hay otro tipo de elecciones que reúnen a una población más específica, una que comparte valores, una misma línea educativa y una misma alma mater; no obstante ni en esos lugares se logra subir el promedio de participación ciudadana.


Absentismo: Así lucía la Plaza de los Estudiantes por la paz el jueves
26 de junio por la mañana, día en que se celebraron las Elecciones
Estudiantiles 2014. El absentismo del alumnado era evidente.
Cuando hablamos de universidades hablamos de jóvenes, presente y futuro del país, y es alarmante el hecho que este sector de la población se distancie del voto, único sistema por el que  se eligen a los gobernantes en un Estado democrático. Dicho sistema de participación es utilizado en muchos centros de estudio públicos y privados para enseñarle al niño cómo se eligen a los líderes de una sociedad. Cuántos han de recordar que en la primera semana de clases se elige a la directiva de cada aula. Siempre hay un presidente, un vicepresidente, un secretario, un tesorero y los vocales. La elección popular parece un sistema ortodoxo y arcaico, pero que en una realidad como la nuestra no mueve a las masas.

La Plaza de los Estudiantes… sin estudiantes

Son las 8:30 de la mañana en la Plaza de los Estudiantes por la Paz, un área dentro de la UCA destinada a eventos de todo tipo. Este lugar es el centro de votación para todos los alumnos que conforman las tres facultades de la universidad. Hoy son las elecciones, aunque parece que nadie se ha enterado. Hace media hora había la misma cantidad de personas que en este momento en el que uno de los representantes del Centro de Asuntos Estudiantiles (CAE) da por inaugurada las Elecciones Estudiantiles 2014.

En la plaza se han instalado desde temprano tres mesas receptoras de votos y el mismo número de urnas protegidas bajo la sombre de unos toldos  azul oscuro. En cada mesa hay dos personas que se encargan de recibir al votante, buscarlo en la lista, entregarle la papeleta y hacerlo firmar para que quede constancia de que ya ha cumplido su derecho al sufragio. Es un procedimiento tan simple, que a mí solo me llevo dos minutos. Sin embargo, la mayor parte de la población de esta universidad pasa este evento de manera desapercibida.

Según datos obtenidos de la página web de la UCA, el número de estudiantes que pueden albergar sus 113 salones asciende a más de 6,300. Si se toma como base que el número de alumnos cursando alguna de las 24 carreras de pregrado que ofrece esta institución es de 6,000, el porcentaje aproximado de participación en las últimas elecciones fue de 31.7 por ciento, que en votos se traduce a 1,900 papeletas contadas. Estos datos fueron brindados por una de las colaboradoras del CAE quien dijo también que la meta es superar el número de votantes al menos por uno.

Los primeros: Este alumno fue el primero en ejerce
su voto en la urna de la Facultad de Ingeniería y
Arquitectura. La jornada electoral comenzó a las
8:30 de la mañana y concluyó a las 6 de la tarde.
Las expectativas de esta joven se van a ir desvaneciendo poco a poco pues desde que se abrieron las urnas hasta las 9:30 de mañana, a penas y habían votado unas 20 personas. Para Gabriela Portillo, encarga de la mesa receptora de votos de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, la poca afluencia de alumnos se debe a que “no todas las fórmulas hicieron propaganda”. Portillo alega que cada una de las once fórmulas participantes en los comicios recibió $50 de parte del CAE para fabricar un banner y publicitar sus propuestas por toda la universidad. De igual forma, el CAE les aportó con copias, impresiones y cualquier tipo de material que necesitaran para hacer campaña.

Dichos panfletos y banners a penas y tuvieron impacto durante las seis semanas, aproximadamente, que duró la campaña. La población estudiantil pasó por alto las actividades llevadas a cabo por los candidatos lo cual se vio reflejado el día mismo de las elecciones pues la mayoría de estudiantes alegaban no conocer a todos los aspirantes.

Herbert Barrientos, alumno de Ciencias Jurídicas, quien asistió a su urna correspondiente motivado por contribuir con “la cultura de elección de representantes”, manifiesta que “solo conocía a tres fórmulas” y agregó que este ejercicio democrático dentro de la UCA es una radiografía de cómo se ve la sociedad: “lo mismo que se ve aquí se ve afuera. Hay apatía cuando se trata de elegir”, exclamó.

Sea el poco presupuesto destinado a la propaganda o el interés efímero de los jóvenes universitarios, lo cierto es que a las fórmulas casi nadie las conocía. Sus rostros no le eran familiares a los votantes, excepto a aquellos que tenían alguna afinidad con los candidatos. Ese desconocimiento prevaleció hasta el día de la elección pues no todos los futuros representantes se dejaron ver en la plaza de los estudiantes. Las formulas carecieron de identidad, de sustento y de apego con sus simpatizantes, si es que los tuvieron en algún momento. Por tanto, el reto para muchos que llegaron a las urnas era elegir entre el menos desconocido de todos.

Las Fórmulas desconocidas

Para la selección de los candidatos a formar parte del Concejo Estudiantil (CEUCA) se hizo una convocatoria que apareció en la página de Facebook del CAE el día 13 de mayo del 2014. Las inscripciones se cerraron el día 23 del mismo mes. Entre los requisitos estipulados estaba ser alumno activo de pregrado; haber aprobado entre 16 y 32 materias; tener un CUM igual a superior a 7.0; comprometerse a representar a la población estudiantil por un periodo de dos años y presentar la candidatura junto a un compañero de fórmula quien también debía cumplir estos requisitos.

El CAE le dio el aval a 11 fórmulas de todas las facultades: cuatro fórmulas de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades; tres fórmulas de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales y cuatro más correspondientes a la Facultad de Ingeniería y Arquitectura. No obstante, una Fórmula no participó y el número de concursantes se redujo a diez.
Voto desigual: Esta es una comparación de la cantidad aproximada de votos depositados dentro de las urnas a eso de las 11:30 de la mañana. Las facultades de Economía e Ingeniería tenía la mayor cantidad de votos en comparación a la de la Facultad de Humanidades.



Este procedimiento es el que siguió la joven estudiante Rocío Moreira, integrante de la Fórmula 7, quien manifestó que su principal objetivo si gana las elecciones será “escuchar a los estudiantes y conocer cuáles son su necesidades”. Moreira pertenece a la carrera de arquitectura y dice que se enteró de la convocatoria gracias a uno de los catedráticos que le imparte clases. “Cuando vimos la propuesta vimos también que cumplíamos con lo necesario y evaluamos que tanto apoyo íbamos a recibir y entonces decidimos mandar la carta (al CAE)”, explicó Rocío.

Entre las propuestas presentadas por su Fórmula están la creación de un torneo interno de baloncesto y fútbol, abrir espacios para el dialogo entre estudiantes y gestionar recursos para mejorar la infraestructura del campus, sobre todo la conexión a internet, entre otras.

La competencia de la Fórmula 7 dentro de su misma facultad era la Fórmula 8 conformada por Luís Sarmiento y Francisco Guerrero y la Fórmula 10 con la dupla de José Hernández y Jennifer Martínez. Ambas parejas coincidían en algunas propuestas, por ejemplo las relacionadas con la promoción de la cultura y la actividad deportiva; aunque había propuestas más ambiciosas como la reducción en el pago del parqueo, de los productos de la cafetería y el mejoramiento de los carné que tienden a estropearse con facilidad.

Realidades diferentes: Del lado izquierdo de la fotografía se encuentra la
mesa receptora de votos de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanida-
des. Dicha mesa fue la que menos votantes recibió. Se contabilizaron 465
votos válidos y 5 votos nulos. La diferencia es evidente respecto a las
otras facultades.
En el caso de las tres fórmulas correspondientes a la Facultad de Economía, (Fórmula 4, 5 y 6) lanzaron ideas respecto a temas como la adecuación de los pensum de carrera, mejorar el servicio de tutoría académica, impartir nuevos diplomados que refuercen los conocimientos de los estudiantes, más talleres y adiestramiento en tecnología. Por su parte, las cuatro fórmulas representantes de la Facultad de Humanidades sumaron otras propuestas como la preservación de las zonas verdes del campus, más seguridad en la salida peatonal, mejoramiento de la evaluación de catedráticos y la contratación de un servicio de autobuses para los estudiantes.

La mayoría de estas propuestas, a pesar de ser muy concretas, no llegaron a oídos de los electores e incluso no convencieron de que se puedan realizar en verdad. Así lo manifestó Johana Reymundo, estudiante de primer año de Economía. Ella participó por primera vez en una elección estudiantil y dice que algunas de las propuestas “están puestas solo por llenar espacio” y que seguramente no serán ejecutadas; pero ante todo se mostró sorprendida pues desconocía que la universidad realizaba este tipo de actividades.

Kenya Miranda y Alma Guerra, ambas estudiantes de Comunicación Social, dieron su evaluación sobre las propuestas presentadas por su facultad luego de ejercer el voto. Ambas declararon que lo que se necesita para incentivar el voto es “que hayan más centros de votación accesibles a todas las facultades”. De manera individual, Alma apuntó hacia el tema de los catedráticos al decir que “hay que apretar a los catedráticos para mejorar las clases en lugar de que se ande proponiendo la creación de diplomados para reforzar los conocimientos, por ahí pienso yo deberían ir las propuestas”.  En cambio, Kenya se pronunció a favor de las buenas propuestas y pidió que “las mejores sean retomadas por la fórmula ganadora”. Por último, ambas jóvenes esperan que los futuros representantes del estudiantado cumplan sus promesas y que comuniquen cuáles han sido sus proyectos ejecutados.

Los que no votan

El reloj ya marcaba las 11:30 de la mañana. Habían pasado ya tres horas desde el inicio de las elecciones. Para los estudiantes, esta es la hora pico en donde muchos se mueven de salón para ir a su próxima clase, algunos salen a almorzar y otros se marchan a casa. El ir y venir de jóvenes en mochila o en cartera me hacía pensar que la participación iba a aumentar en esta hora; sin embargo los movimientos fueron engañosos. La mitad de personas que transitaba por la Plaza de los Estudiantes por la Paz lo hacía por necesidad de llegar a otro destino e ignoraban por completo el proceso electoral que ahí se estaba ejecutando.

Entre ese mar de gente no votante estaban las jóvenes Mónica Quintanilla, Mariana Navas y Maritza Martínez, todas de cuarto año en la carrera de Psicología. El trío de compañeras se encontraban sentadas afuera de la biblioteca Florentino Idoate, la que está a un costado del Auditorio Elba y Celina en el edificio de las aulas D. Las encontré platicando muy amenamente, despreocupadas por el trajín de los voluntarios del CAE y de los pocos que aún hacían campaña a favor de sus fórmulas.

Sin más rodeos les hice la típica pregunta: ¿ya votaron? De las tres solo Mariana respondió que lo haría más tarde, las otras dos dijeron que no rotundamente. Maritza quiso profundizar más allá del “no” y respondió que no lo haría porque “no conocía a los candidatos ni tampoco a las propuestas” pues según ella “no se hizo una verdadera campaña, nadie los conoce por eso casi nadie vota”. Maritza señala que lo que en verdad necesita la UCA es “motivar a la participación política de los estudiantes y que realmente se hagan cambios estructurales y no solo propuestas ilusas de poner oasis y mejorar el internet”. “Yo quiero un Concejo Estudiantil que me represente, que vele por mi bienestar dentro del campus y que haga propuestas para atender los temas que realmente importan”, aportó Mónica.

De las tres, ninguna tiene conocimientos de lo que el Concejo anterior hizo en su periodo de dos años, lo cual dicen les genera desconfianza y no le da credibilidad al proceso que se está llevando a cabo. “Yo no vi que hicieran nada, o por lo menos no se dio a conocer”, aseveró Mariana.

Esa inseguridad y desconocimiento de las funciones del Concejo Estudiantil son una de las tantas deficiencias en el plano comunicativo que el CAE no ha atendido. A parte, hay que sumarle que a los estudiantes no se les informó cómo votar al momento de estar frente a la papeleta. No había gente que se encargara de dar indicaciones más que los encargados de mesa, no había afiches ni banners que ilustraran la forma de la papeleta y cómo marcar por la Fórmula que se considerara más apropiada, tampoco se informó cuál era el procedimiento luego de la finalización de las elecciones: cómo se nombraría al ganador, cuántos pueden integrar el Concejo Estudiantil y si los votos son determinantes para designar las funciones de los elegidos.

La desinformación y la confusión que esta genera también podría ser una de las causas del porqué los estudiantes decidieron renunciar a su derecho al voto y en lugar de ello se escaparon para ir a ver los últimos partidos de la fase de grupos del Mundial de Brasil. Quizá la resistencia a participar de las elecciones tenga sus raíces en el propio sistema en el cual se llevan a cabo y no tanto por la naturaleza de nuestro país. Si la UCA promulga entre sus valores la apertura hacia la participación de los pueblos sin distinción ni exclusión de ningún tipo, por qué sus alumnos parecen estar disgregados y no se sienten llamados a practicar la democracia. Esa es una interrogante que la institución debe aprender a leer a partir de los resultados obtenidos en estos comicios.

Una deuda y dos años más

La afluencia de estudiantes que se acercaban a ejercer el sufragio comenzó a descender al pasar el medio día. A las 12:30 solo quedaban los encargados de mesa y algunas personas que pululaban por la zona, seguramente porque se dirigían a sus clases. El augurio de una tarde solitaria empezaba a generar dudas en los organizadores y en las fórmulas participantes.

Carlos Méndez, auxiliar de iniciativas estudiantiles, brindó algunos datos sobre la última elección de 2012. En base a las estadísticas del CAE, en 2012 votaron 1,900 alumnos por lo que “la meta para este año es de 2000 votantes”, dijo optimista. Luego aclaró que si al menos logran superar por un voto lo conseguido hace dos años ellos lo tomarán como un éxito. No obstante, el mismo Carlos Méndez un día después en el marco del conteo de votos realizado en el Auditorio Segundo Montes estaría dando cifras negativas: 1882 votos en total, ocho menos que en la última elección y muy por debajo de las expectativas que se tenían previstas.

Al consultarle sobre el absentismo de los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, Méndez respondió que “históricamente, es la facultad donde menos voten se obtienen”. Para 2012, solo en la urna de dicha facultad, se contabilizaron 480 votos; sin embargo esta cifra disminuyó este año pues el resultado arrojó 465 votos y de estos 5 son nulos. Carlos Méndez insistió también en la importancia de las elecciones a pesar de la poca participación pues “los que integran el Concejo Estudiantil tiene voz y voto en el Concejo de Facultad, desde ahí pueden resolverle problemas a los estudiantes, lo que pasa es que la gente no conoce la importancia que tiene este concejo que estamos eligiendo hoy”, declaró.

Méndez evadió el comentario que le hice acerca de los no votantes y sus razones, pero reconoció que la imagen del Concejo Estudiantil decayó debido a que “el anterior Concejo (2012-2014) no llenó las expectativas respecto al grupo anterior (2010-2012).” Él afirma que los estudiantes que buscan entrar al Concejo deben “tener amor por la universidad y por el trabajo que hay por delante. Es todo un reto”, dice.

Un día después, él junto a las autoridades del CAE harían el conteo de votos frente a las fórmulas aspirantes y el público invitado. Los resultados definitivos fueron: Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades: 465 votos emitidos, de los cuales hubo 5 votos nulos; 106 fueron para la Fórmula 1 (Andrea McLeod y Raymond Villalta); 98 para la Fórmula 2 (Melissa Pacheco y Fabricio Chacón); 159 para la Fórmula 3 (Carmen Padilla y Carlos Sánchez y 97 para la Fórmula 11 (Andrea Gavidia y German Rivera). Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales: 619 votos emitidos, de los cuales 271 fueron para la Fórmula 4 (Claudia Saravia y Mauricio Castro); 132 para la Fórmula 5 (Marcela Interiano y Fritz Kellman) y 216 para la Fórmula 6 (Ana Cruz y Kendall Chacón). Facultad de Ingeniería y Arquitectura: 798 votos emitidos, de los cuales hubo 2 votos nulos; 137 fueron para la Fórmula 7 (David Ortega y Gabriel Alfaro); 404 para la Fórmula 8 (Luis Sarmiento y Francisco Guerrero) y 255 para la Fórmula 10 (Oliverio Hernández y Jennifer Martínez).

Por lo tanto, las fórmulas ganadoras son: de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades: Fórmula 1 y 3. De la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales: Fórmula 4 y 6. De la Facultad de Ingeniería y Arquitectura: Fórmula 8 y 10. De manera que el Consejo Estudiantil 2014-2016 queda constituido por los siguientes miembros: Andrea McLeod; Raymond Villalta; Carmen Padilla; Carlos Sánchez; Claudia Saravia; Mauricio Castro; Ana Cruz; Kendall Chacón; Luis Sarmiento; Francisco Guerrero; Oliverio Hernández y Jennifer Martínez.

Estos doce jóvenes tendrán la ardua tarea de llenar el vacío que dejó el Concejo Estudiantil saliente y además demostrarle al estudiantado que su voz realmente vale y es escuchada. El reto es grande y la deuda que acarrean debe comenzar a saldarse en estos próximos dos años ya que el principal compromiso debería ser incluir en el plan de trabajo a todas las facultades, acercarse a otros líderes estudiantiles, a los movimientos sociales dentro de la UCA, en fin, reunir a la mayor población organizada y plantar un nuevo rostro, uno que le de aliento a los estudiantes para comenzar a creer en una democracia que no quieren practicar bajo las reglas del momento. El objetivo del nuevo Concejo Estudiantil es transformar las bases de la participación estudiantil e incidir en la dirección en la que apunta la universidad antes que se quede sin alumnos.

Saldo negativo: Las Elecciones Estudiantiles de este año
dejaron como datos que la participación de votantes fue
de 1,882 alumnos, un número por debajo de la meta estable-
cida por el CAE que era de 2,000 votos. La Facultad menos
votada fue la de Humanidades con 465 votos y la de mayor
participación fue la de Ingeniería con 798 votos.