En las Elecciones Estudiantiles de la UCA se encuentra todo lo necesario para realizar unos comicios transparentes, pero lo que menos hay son votantes. Cada dos años el Centro de Asuntos Estudiantiles lanza la convocatoria para que los alumnos participen, pero todo indica que las palabras caen en terreno infértil. Los niveles de abstención son altos, lo que pone en discusión el papel de los jóvenes ante los procesos democráticos a nivel local.
Cada evento electoral
celebrado en El Salvador deja la misma impresión de apatía y desinterés por
parte de la población en general. La última elección presidencial realizada el
9 de marzo es uno de tantos ejemplos. Los votos válidos suman casi 3 millones,
lo cual representa un poco más de la mitad del padrón electoral, ni siquiera el
60 por ciento del mismo. En nuestro país hay elecciones cada tres años para
alcaldes y cada cinco para presidentes. Ese vaivén electoral hace que, en
algunas ocasiones, ambas elecciones coincidan o que se celebren con un año de
diferencia. Sin embargo, hay otro tipo de elecciones que reúnen a una población
más específica, una que comparte valores, una misma línea educativa y una misma
alma mater; no obstante ni en esos lugares se logra subir el promedio de
participación ciudadana.
Absentismo: Así lucía la Plaza de los Estudiantes por la paz el jueves
26 de junio por la mañana, día en que se celebraron las Elecciones
Estudiantiles 2014. El absentismo del alumnado era evidente.
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Cuando
hablamos de universidades hablamos de jóvenes, presente y futuro del país, y es
alarmante el hecho que este sector de la población se distancie del voto, único
sistema por el que se eligen a los
gobernantes en un Estado democrático. Dicho sistema de participación es
utilizado en muchos centros de estudio públicos y privados para enseñarle al
niño cómo se eligen a los líderes de una sociedad. Cuántos han de recordar que
en la primera semana de clases se elige a la directiva de cada aula. Siempre
hay un presidente, un vicepresidente, un secretario, un tesorero y los vocales.
La elección popular parece un sistema ortodoxo y arcaico, pero que en una
realidad como la nuestra no mueve a las masas.
La Plaza de los Estudiantes… sin estudiantes
Son las 8:30 de la
mañana en la Plaza de los Estudiantes por la Paz, un área dentro de la UCA
destinada a eventos de todo tipo. Este lugar es el centro de votación para
todos los alumnos que conforman las tres facultades de la universidad. Hoy son
las elecciones, aunque parece que nadie se ha enterado. Hace media hora había
la misma cantidad de personas que en este momento en el que uno de los
representantes del Centro de Asuntos Estudiantiles (CAE) da por inaugurada las
Elecciones Estudiantiles 2014.
La Plaza de los Estudiantes… sin estudiantes
En la plaza se han instalado desde temprano tres
mesas receptoras de votos y el mismo número de urnas protegidas bajo la sombre
de unos toldos azul oscuro. En cada mesa
hay dos personas que se encargan de recibir al votante, buscarlo en la lista,
entregarle la papeleta y hacerlo firmar para que quede constancia de que ya ha
cumplido su derecho al sufragio. Es un procedimiento tan simple, que a mí solo
me llevo dos minutos. Sin embargo, la mayor parte de la población de esta
universidad pasa este evento de manera desapercibida.
Según datos obtenidos de la página web de la UCA, el número de estudiantes que pueden albergar sus 113 salones asciende a más de 6,300. Si se toma como base que el número de alumnos cursando alguna de las 24 carreras de pregrado que ofrece esta institución es de 6,000, el porcentaje aproximado de participación en las últimas elecciones fue de 31.7 por ciento, que en votos se traduce a 1,900 papeletas contadas. Estos datos fueron brindados por una de las colaboradoras del CAE quien dijo también que la meta es superar el número de votantes al menos por uno.
Los primeros: Este alumno fue el primero en ejerce
su voto en la urna de la Facultad de Ingeniería y
Arquitectura. La jornada electoral comenzó a las
8:30 de la mañana y concluyó a las 6 de la tarde.
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Las expectativas de esta joven se van a ir
desvaneciendo poco a poco pues desde que se abrieron las urnas hasta las 9:30
de mañana, a penas y habían votado unas 20 personas. Para Gabriela Portillo,
encarga de la mesa receptora de votos de la Facultad de Ciencias Sociales y
Humanidades, la poca afluencia de alumnos se debe a que “no todas las fórmulas
hicieron propaganda”. Portillo alega que cada una de las once fórmulas
participantes en los comicios recibió $50 de parte del CAE para fabricar un
banner y publicitar sus propuestas por toda la universidad. De igual forma, el
CAE les aportó con copias, impresiones y cualquier tipo de material que
necesitaran para hacer campaña.
Dichos panfletos y banners a penas y tuvieron impacto durante las seis semanas, aproximadamente, que duró la campaña. La población estudiantil pasó por alto las actividades llevadas a cabo por los candidatos lo cual se vio reflejado el día mismo de las elecciones pues la mayoría de estudiantes alegaban no conocer a todos los aspirantes.
Herbert Barrientos, alumno de Ciencias Jurídicas, quien asistió a su urna correspondiente motivado por contribuir con “la cultura de elección de representantes”, manifiesta que “solo conocía a tres fórmulas” y agregó que este ejercicio democrático dentro de la UCA es una radiografía de cómo se ve la sociedad: “lo mismo que se ve aquí se ve afuera. Hay apatía cuando se trata de elegir”, exclamó.
Sea el poco presupuesto destinado a la propaganda o el interés efímero de los jóvenes universitarios, lo cierto es que a las fórmulas casi nadie las conocía. Sus rostros no le eran familiares a los votantes, excepto a aquellos que tenían alguna afinidad con los candidatos. Ese desconocimiento prevaleció hasta el día de la elección pues no todos los futuros representantes se dejaron ver en la plaza de los estudiantes. Las formulas carecieron de identidad, de sustento y de apego con sus simpatizantes, si es que los tuvieron en algún momento. Por tanto, el reto para muchos que llegaron a las urnas era elegir entre el menos desconocido de todos.
Las Fórmulas
desconocidas
Para
la selección de los candidatos a formar parte del Concejo Estudiantil (CEUCA)
se hizo una convocatoria que apareció en la página de Facebook del CAE el día
13 de mayo del 2014. Las inscripciones se cerraron el día 23 del mismo mes.
Entre los requisitos estipulados estaba ser alumno activo de pregrado; haber
aprobado entre 16 y 32 materias; tener un CUM igual a superior a 7.0;
comprometerse a representar a la población estudiantil por un periodo de dos
años y presentar la candidatura junto a un compañero de fórmula quien también
debía cumplir estos requisitos.
El CAE le dio el aval a 11 fórmulas de todas las
facultades: cuatro fórmulas de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades;
tres fórmulas de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales y cuatro
más correspondientes a la Facultad de Ingeniería y Arquitectura. No obstante, una Fórmula no participó y el número de concursantes se redujo a diez.
Este procedimiento es el que siguió la joven estudiante Rocío Moreira, integrante de la Fórmula 7, quien manifestó que su principal objetivo si gana las elecciones será “escuchar a los estudiantes y conocer cuáles son su necesidades”. Moreira pertenece a la carrera de arquitectura y dice que se enteró de la convocatoria gracias a uno de los catedráticos que le imparte clases. “Cuando vimos la propuesta vimos también que cumplíamos con lo necesario y evaluamos que tanto apoyo íbamos a recibir y entonces decidimos mandar la carta (al CAE)”, explicó Rocío.
Entre las propuestas presentadas por su Fórmula están la creación de un torneo interno de baloncesto y fútbol, abrir espacios para el dialogo entre estudiantes y gestionar recursos para mejorar la infraestructura del campus, sobre todo la conexión a internet, entre otras.
La competencia de la Fórmula 7 dentro de su misma facultad era la Fórmula 8 conformada por Luís Sarmiento y Francisco Guerrero y la Fórmula 10 con la dupla de José Hernández y Jennifer Martínez. Ambas parejas coincidían en algunas propuestas, por ejemplo las relacionadas con la promoción de la cultura y la actividad deportiva; aunque había propuestas más ambiciosas como la reducción en el pago del parqueo, de los productos de la cafetería y el mejoramiento de los carné que tienden a estropearse con facilidad.
En el caso de las tres fórmulas correspondientes
a la Facultad de Economía, (Fórmula 4, 5 y 6) lanzaron ideas respecto a temas
como la adecuación de los pensum de carrera, mejorar el servicio de tutoría
académica, impartir nuevos diplomados que refuercen los conocimientos de los
estudiantes, más talleres y adiestramiento en tecnología. Por su parte, las
cuatro fórmulas representantes de la Facultad de Humanidades sumaron otras
propuestas como la preservación de las zonas verdes del campus, más seguridad
en la salida peatonal, mejoramiento de la evaluación de catedráticos y la
contratación de un servicio de autobuses para los estudiantes.
La mayoría de estas propuestas, a pesar de ser
muy concretas, no llegaron a oídos de los electores e incluso no convencieron
de que se puedan realizar en verdad. Así lo manifestó Johana Reymundo,
estudiante de primer año de Economía. Ella participó por primera vez en una
elección estudiantil y dice que algunas de las propuestas “están puestas solo
por llenar espacio” y que seguramente no serán ejecutadas; pero ante todo se
mostró sorprendida pues desconocía que la universidad realizaba este tipo de
actividades.
Kenya Miranda y Alma Guerra, ambas estudiantes
de Comunicación Social, dieron su evaluación sobre las propuestas presentadas
por su facultad luego de ejercer el voto. Ambas declararon que lo que se necesita
para incentivar el voto es “que hayan más centros de votación accesibles a
todas las facultades”. De manera individual, Alma apuntó hacia el tema de los
catedráticos al decir que “hay que apretar a los catedráticos para mejorar las
clases en lugar de que se ande proponiendo la creación de diplomados para
reforzar los conocimientos, por ahí pienso yo deberían ir las propuestas”. En cambio, Kenya se pronunció a favor de las
buenas propuestas y pidió que “las mejores sean retomadas por la fórmula
ganadora”. Por último, ambas jóvenes esperan que los futuros representantes del
estudiantado cumplan sus promesas y que comuniquen cuáles han sido sus
proyectos ejecutados.
Los que no votan
El
reloj ya marcaba las 11:30 de la mañana. Habían pasado ya tres horas desde el
inicio de las elecciones. Para los estudiantes, esta es la hora pico en donde
muchos se mueven de salón para ir a su próxima clase, algunos salen a almorzar
y otros se marchan a casa. El ir y venir de jóvenes en mochila o en cartera me
hacía pensar que la participación iba a aumentar en esta hora; sin embargo los
movimientos fueron engañosos. La mitad de personas que transitaba por la Plaza
de los Estudiantes por la Paz lo hacía por necesidad de llegar a otro destino e
ignoraban por completo el proceso electoral que ahí se estaba ejecutando.
Entre ese mar de gente no votante
estaban las jóvenes Mónica Quintanilla, Mariana Navas y Maritza Martínez, todas
de cuarto año en la carrera de Psicología. El trío de compañeras se encontraban
sentadas afuera de la biblioteca Florentino Idoate, la que está a un costado
del Auditorio Elba y Celina en el edificio de las aulas D. Las encontré
platicando muy amenamente, despreocupadas por el trajín de los voluntarios del
CAE y de los pocos que aún hacían campaña a favor de sus fórmulas.
Sin más rodeos les hice la típica
pregunta: ¿ya votaron? De las tres solo Mariana respondió que lo haría más
tarde, las otras dos dijeron que no rotundamente. Maritza quiso profundizar más
allá del “no” y respondió que no lo haría porque “no conocía a los candidatos
ni tampoco a las propuestas” pues según ella “no se hizo una verdadera campaña,
nadie los conoce por eso casi nadie vota”. Maritza señala que lo que en verdad
necesita la UCA es “motivar a la participación política de los estudiantes y
que realmente se hagan cambios estructurales y no solo propuestas ilusas de
poner oasis y mejorar el internet”. “Yo quiero un Concejo Estudiantil que me
represente, que vele por mi bienestar dentro del campus y que haga propuestas
para atender los temas que realmente importan”, aportó Mónica.
De
las tres, ninguna tiene conocimientos de lo que el Concejo anterior hizo en su
periodo de dos años, lo cual dicen les genera desconfianza y no le da
credibilidad al proceso que se está llevando a cabo. “Yo no vi que hicieran
nada, o por lo menos no se dio a conocer”, aseveró Mariana.
Esa inseguridad y desconocimiento de
las funciones del Concejo Estudiantil son una de las tantas deficiencias en el
plano comunicativo que el CAE no ha atendido. A parte, hay que sumarle que a
los estudiantes no se les informó cómo votar al momento de estar frente a la
papeleta. No había gente que se encargara de dar indicaciones más que los
encargados de mesa, no había afiches ni banners que ilustraran la forma de la
papeleta y cómo marcar por la Fórmula que se considerara más apropiada, tampoco
se informó cuál era el procedimiento luego de la finalización de las
elecciones: cómo se nombraría al ganador, cuántos pueden integrar el Concejo
Estudiantil y si los votos son determinantes para designar las funciones de los
elegidos.
La desinformación y la confusión que
esta genera también podría ser una de las causas del porqué los estudiantes
decidieron renunciar a su derecho al voto y en lugar de ello se escaparon para
ir a ver los últimos partidos de la fase de grupos del Mundial de Brasil. Quizá
la resistencia a participar de las elecciones tenga sus raíces en el propio
sistema en el cual se llevan a cabo y no tanto por la naturaleza de nuestro
país. Si la UCA promulga entre sus valores la apertura hacia la participación
de los pueblos sin distinción ni exclusión de ningún tipo, por qué sus alumnos
parecen estar disgregados y no se sienten llamados a practicar la democracia.
Esa es una interrogante que la institución debe aprender a leer a partir de los
resultados obtenidos en estos comicios.
Una deuda y dos
años más
La
afluencia de estudiantes que se acercaban a ejercer el sufragio comenzó a
descender al pasar el medio día. A las 12:30 solo quedaban los encargados de
mesa y algunas personas que pululaban por la zona, seguramente porque se
dirigían a sus clases. El augurio de una tarde solitaria empezaba a generar
dudas en los organizadores y en las fórmulas participantes.
Carlos Méndez, auxiliar de iniciativas
estudiantiles, brindó algunos datos sobre la última elección de 2012. En base a
las estadísticas del CAE, en 2012 votaron 1,900 alumnos por lo que “la meta
para este año es de 2000 votantes”, dijo optimista. Luego aclaró que si al
menos logran superar por un voto lo conseguido hace dos años ellos lo tomarán
como un éxito. No obstante, el mismo Carlos Méndez un día después en el marco
del conteo de votos realizado en el Auditorio Segundo Montes estaría dando
cifras negativas: 1882 votos en total, ocho menos que en la última elección y
muy por debajo de las expectativas que se tenían previstas.
Al consultarle sobre el absentismo de los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, Méndez
respondió que “históricamente, es la facultad donde menos voten se obtienen”.
Para 2012, solo en la urna de dicha facultad, se contabilizaron 480 votos; sin
embargo esta cifra disminuyó este año pues el resultado arrojó 465 votos y de
estos 5 son nulos. Carlos Méndez insistió también en la importancia de las
elecciones a pesar de la poca participación pues “los que integran el Concejo Estudiantil
tiene voz y voto en el Concejo de Facultad, desde ahí pueden resolverle
problemas a los estudiantes, lo que pasa es que la gente no conoce la
importancia que tiene este concejo que estamos eligiendo hoy”, declaró.
Méndez evadió el comentario que le
hice acerca de los no votantes y sus razones, pero reconoció que la imagen del
Concejo Estudiantil decayó debido a que “el anterior Concejo (2012-2014) no
llenó las expectativas respecto al grupo anterior (2010-2012).” Él afirma que
los estudiantes que buscan entrar al Concejo deben “tener amor por la
universidad y por el trabajo que hay por delante. Es todo un reto”, dice.
Un día después, él junto a las
autoridades del CAE harían el conteo de votos frente a las fórmulas aspirantes
y el público invitado. Los resultados definitivos fueron: Facultad de
Ciencias Sociales y Humanidades: 465 votos emitidos, de los cuales hubo 5
votos nulos; 106 fueron para la Fórmula 1 (Andrea McLeod y Raymond Villalta);
98 para la Fórmula 2 (Melissa Pacheco y Fabricio Chacón); 159 para la Fórmula 3
(Carmen Padilla y Carlos Sánchez y 97 para la Fórmula 11 (Andrea Gavidia y
German Rivera). Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales: 619
votos emitidos, de los cuales 271 fueron para la Fórmula 4 (Claudia Saravia y
Mauricio Castro); 132 para la Fórmula 5 (Marcela Interiano y Fritz Kellman) y
216 para la Fórmula 6 (Ana Cruz y Kendall Chacón). Facultad de Ingeniería y
Arquitectura: 798 votos emitidos, de los cuales hubo 2 votos nulos; 137
fueron para la Fórmula 7 (David Ortega y Gabriel Alfaro); 404 para la Fórmula 8
(Luis Sarmiento y Francisco Guerrero) y 255 para la Fórmula 10 (Oliverio
Hernández y Jennifer Martínez).
Por lo tanto, las fórmulas
ganadoras son: de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades: Fórmula 1 y
3. De la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales: Fórmula 4 y 6. De la
Facultad de Ingeniería y Arquitectura: Fórmula 8 y 10. De manera que el Consejo
Estudiantil 2014-2016 queda constituido por los siguientes miembros: Andrea
McLeod; Raymond Villalta; Carmen Padilla; Carlos Sánchez; Claudia Saravia; Mauricio
Castro; Ana Cruz; Kendall Chacón; Luis Sarmiento; Francisco Guerrero; Oliverio
Hernández y Jennifer Martínez.
Estos doce jóvenes tendrán la
ardua tarea de llenar el vacío que dejó el Concejo Estudiantil saliente y
además demostrarle al estudiantado que su voz realmente vale y es escuchada. El
reto es grande y la deuda que acarrean debe comenzar a saldarse en estos
próximos dos años ya que el principal compromiso debería ser incluir en el plan
de trabajo a todas las facultades, acercarse a otros líderes estudiantiles, a
los movimientos sociales dentro de la UCA, en fin, reunir a la mayor población
organizada y plantar un nuevo rostro, uno que le de aliento a los estudiantes
para comenzar a creer en una democracia que no quieren practicar bajo las
reglas del momento. El objetivo del nuevo Concejo Estudiantil es transformar
las bases de la participación estudiantil e incidir en la dirección en la que
apunta la universidad antes que se quede sin alumnos.