¡Que hermosa es la
literatura! Estéticamente de buena complexión, audible en el umbral de la
palabra hasta llegar a los albores convergentes del todo que no es más que
nada. Así de confusa es la verdad, así de labradas son sus líneas entre líneas que
se borran en el camino del mejor ideal gramático.
¡Pero que difícil es
lograr la aceptación!, que alguien se acomode en su asiento, coja postura
reflexiva y se deje someter a las letras ajenas, a los pensamientos cósmicos de
un mundo diferente y con percepciones antagónicas. Convencerte, ardua tarea
antes de pensar en el mejor título, los disparates, las frases y los golpes de
conciencia.
¡Me amarás por
siempre!, no, mejor sería ¿me amarás por siempre? Tan recordable serán los
fonemas dibujados en el papel para que se queden en adopción dentro de tu
mente. Es una pregunta que el tiempo la responde, aunque de mis manías depende
que te enamores o me excomulgues. Lo seguro es que todo se ira apiñando en un baúl
que puede ser el basurero o el cajón de los textos invaluables.
Y al final, cuando mi
mano derecha caiga para descansar de manera indefinida, ¿me leerás? A lo mejor
seré citado en un libro o en algún insulto refinado de los intelectuales
perfeccionistas, no obstante, preferiría ser tomado en cuenta en la historia de
las artes, en los laureles literarios o en el paredón de los mártires.
¡No quiero morir sin
conquistarte! La peor muerte es la que llega estando vivo, la que arrastra con
ilusiones incompletas, una muerte sin velorio ni epitafio. El mayor de los
desastres para un costurero de oraciones es ser asesinado por el fracaso de sus
diseños, por la mala calidad de sus hileras y el disgusto al ver que sus
modelos no venden ni al 100 por 1.
¡Cansado de versar sapos!, de parir ideas tramposas y escupir el mismo cuento de pajaritos y arco iris. La literatura es poder para el alma, libertad para el oprimido, voz para los que callan y sangre de vida para los devotos a seguir el camino del escritor empedernido. No más ligerezas ni falsas creativas, alto a las replicas y las imitaciones del pasado. Mi mundo es lo que nadie imagina, nuestro mundo se concibe en las manos milagrosas de una Virgen de la grafía.
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