Vistas de página en total

martes, 7 de agosto de 2012

El Salvador (la fiesta) del mundo - Tercera parte

Así lucia El Salvador del mundo antes del evento.

Es sábado por la tarde, apenas pasan de las 5:30 pm y el cielo amenaza con desplomarse sin piedad sobre el asfalto que comienza a enfriarse a medida el sol se esconde. A pesar del llamado de atención a llevar un paraguas, me decido por salir de casa sin nada en mis manos. Sin embargo, hay una diferencia en esta última misión ya que no me encaminaré solo sino con una colaboradora que, voluntariamente, se ofreció a fungir como mi fotoperiodista sin credencial ni experiencia. Eso no era problema ni representaba un obstáculo para poder realizar el trabajo que nos propusimos junto a ella desde el día miércoles, cuando le comenté acerca de mis planes periodísticos para el fin de semana.

Sin pensarlo demasiado le pusimos fecha y hora a la misión a la cual se sumaron más personas conocidas que nos acompañarían en calidad de espectadores. Hago esa clasificación pues, aunque mi compañera y yo parecíamos del mismo tipo, realmente nuestros sentidos no bajarían la guardia en ningún momento y entre más nos acomodábamos al ambiente más nos desenvolvíamos en el instinto cazador de un periodista astuto, observador e interprete de su alrededor.

Comenzamos la travesía hacia el Carnaval agostino con unos minutos de retraso. Caminamos hacía la parada de buses pues vimos muy probable que la lluvia nos sorprendería a medio camino. Al final no sirvió de mucho y demoramos más tratando de abordar algún autobús medio vacío el cual nunca pasó. Entonces nos dispusimos a caminar con las feroces nubes grisáceas en el horizonte. Para fortuna nuestra, lo que parecía una tormenta típica de todas las noches anteriores no pasó de unas cuantas gotas finas y aisladas. Quizá fue cuestión de suerte que no se nos viniera la tempestad encima para poder disfrutar el resto de la noche sin riesgo de quedar empapados.

El cielo se descobijó de la humedad ahuyentando los fantasmas que inquietaban a los presentes y más aun a nuestro alcalde que había dado órdenes de suspender el desfile en caso el clima no lo permitiera. Hasta entonces todo marchaba según lo proyectado. Aguardamos a un costado de la estatua del Divino salvador del mundo mientras el desfile no se acercaba. Frente al monumento ensayaban los músicos de la Orquesta de Kiko Arteaga quienes participarían más adelante.

Pero, mas que las notas cumbianberas del percusionista, lo que robó nuestra atención durante largo rato fue un juguete luminoso que varios comerciantes ofrecían al púbico a un dólar. - ¡Vaya el vuela vuela! A dólar a dólar el vuela vuela – Me fue difícil comprender el nombre de ese objeto volador a primera instancia, aunque para mi compañera se trataban de luciérnagas que eran arrojadas con una especie de ondilla elástica. Aquel juguetito salía disparado y luego caía suavemente con ayuda de unas pequeñas hélices en la parte superior. Ahí es donde está la similitud con las luciérnagas ya que su tamaño, el movimiento en espiral y la luz creaban esa semejanza. Y no solo eso pues, luciérnagas, era un nombre más creativo que un simple vuela-vuela.

Muchos a nuestra alrededor lanzaban una y otra vez sus luciérnagas (un nombre más acorde a su forma) haciendo que el cielo azulado se pintara con chispas multicolores y llamativas. La competencia de este llamativo objeto eran unas varitas coloridas, parpadeantes y con mechones que se agitaban fácilmente. La mayoría de ventas que pudimos observar en ese rato de espera combinaban de acuerdo con la oscuridad de la noche y la luminosidad que engalanaba toda el área.

Frente al público la Orquesta de Kiko Arteaga.
Mi acompañante y fotoperiodista decidió movilizarse para comenzar su primeriza labor de fotógrafa empírica. Rodeamos el monumento a fin de sacar buenas tomas. Lo que nos llamó la atención era que aun había poca gente, quizá por la constante amenaza lluviosa. A lo lejos escuchamos los golpes del bombo indicándonos que el desfile había iniciado. Eso nos hizo caminar hacia la calle que conduce al Paseo General Escalón. Para esta ocasión, el desfile fue acompañado por una banda de paz, cinco carrosas y una batucada con sus respectivas bailarinas de zamba.

Algo curioso fue ver a los demás fotoperiodistas trepados en la maya de contención de la pasarela para obtener mejores ángulos. Claro, si ellos pueden por qué mi compañera no iba a intentarlo. Así que subió los escalones hasta alcanzar a los ingeniosos hombres en lo alto de la pasarela. Por su seguridad no quiso hacer lo mismo que ellos pero lo que cuenta es su audacia e instinto fotógrafo.

Cada una de las señoritas que se conducían en las carrosas bien iluminadas vestían atuendos alusivos a los cinco continentes. El diseñador, que por cierto es de nuestro país, explicó sobre sus vestidos al término del recorrido. Aunque, para gustos propios, la que no decepcionó en ninguno de los trajes que vistió durante cada evento fue la reina de los festejos patronales Magaly Cea. Su belleza me dejó pasmado desde que su imagen se postró en mis ojos a su paso por el desfile. Traté de disimular pero parecía imposible no sonreír con ella cuando volteaba a la cámara y mostraba su lindo rostro despampanante y risueño.
Imágenes del desfile - Nancy Gomez
El desfile recorrió unos trecientos metros desde su partida hasta darle media vuelta al redondel del monumento a nuestro patrono. Cuando se acercaba al final, don Norman, nuestro celebre alcalde, detuvo en varias ocasiones su auto clásico en el que se conducía para dejarse fotografiar por su fanaticada. No quitaba esa sonrisa de patriota aclamado y devoto a su cargo. Casi que me convence de pedirle una foto pero luego recordé que no era necesario si de todos modos su rostro aparece en anuncios publicitarios referentes a su “majestuosa labor” de alcalde, en las encuestas de preferencias para candidaturas presidenciales, en banners, en calendarios, en delantales y no me extrañaría que próximamente lo porten los pertenecientes al tricolor en sus camisas de campaña, al lado de su escudo y sobre su lema tan conocido y cantado una y otra vez.

El auto del alcalde Norman Quijano- Nancy Gomez.
Para ese entonces mi reloj marcaba las 7:20 pm. La afluencia de personas había incrementado pues, frente al escenario improvisado donde se presentarían varios grupos musicales y artísticos, ya no quedaban asientos desocupados. El animador del evento alzó la voz para indicar que el alcalde daría sus palabras antes del inicio del último de los festejos al que, más adelante, él mismo llamó “el festejo popular” y ya verán por qué. En no más de 10 minutos nuestro edil pronunció su discurso a secas, sin guion ni titubeos. Entre su fervor y heroísmo invitaba a que todos disfrutaran de esa fiesta aunque lo que trataba de decir era que no pensaran en la cuenta, en los impuestos saldaría las deudas.

Carrosa participante - Nancy Gomez.
Inmediatamente, un grupo de hombres mayores entonó canciones como emulando al Trio Los Panchos. Su sutileza y dulces notas relajaban el ambiente nocturno; sin embargo, no todo era calmo, sobre todo para los “siempre listos” agentes del CAM quienes por varias horas jugaron al gato y al ratón con los pobres vendedores informales. Mi atención se centro en sus movimientos ya que hubo una vendedora de papas fritas a la que sacaron alrededor de tres veces por su insistencia o más bien, su necesidad de obtener ganancias esa noche. Algunos intrépidos burlaban a los del CAM escondiendo sus productos o pasando desapercibidos frente a la gente. Al que nunca detectaron los ojos de águila tuerta fue a uno que vendía maní a veinticinco centavos pues escondía sus pequeñas porciones de la vista de los agentes y, cada vez que lo solicitaban, se agachaba para ocultarse entre las sillas y las espaldas de los espectadores. Todo un genio y artista del camuflaje.

Pero, después de todo, la persecución de los agentes no duraría mucho ya que una hora y media pasaron para que no se volvieran a aparecer y así hasta los vendedores de cerveza se animaron a entrar por entre las sillas y el público. La gente de seguro no se percató de esta competencia brutal y represiva pues estaban más atentos a la voz de los intérpretes quienes, al finalizar su participación, con toda su experiencia de ingenieros, licenciados y arquitectos pronunciaron una sabia frase: “Nosotros somos profesionales que hacemos música y no músicos profesionales”.

Luego, se vino la participación de Henry Mejía, un artista salvadoreño, en compañía de los músicos de la Orquesta de Kiko Arteaga. Las canciones que interpretó provocaron gritos de los asistentes y, sobre todo, de unos jóvenes que cantaban a todo sentimiento las melodías de despecho y desolación, clásicas para escuchar con unos cuantos litros de cerveza en el organismo. No obstante, esos dos sujetos ya se habían adelantado con el festejo y se balanceaban de manera errática portando en sus manos las latas de una de las cerveceras orgullosamente salvadoreñas… el cáliz de fuego para los que les gusta perderse en su narcótico tinte dorado, espumoso y embriagante.

A continuación, un grupo de niños realizaron un acto artístico que pocos entendían, me incluyo yo y mi compañera. Eso es lo que nos pasa a todos cuando nos alejamos de las artes, incluyendo la literatura, las artes plásticas, el teatro, la danza folklórica, la opera, la música docta y todo eso que para nosotros parece astral y aburrido. Por eso no me extrañó que las personas comenzaran a levantarse de sus asientos y dirigirse a lo que ellos consideraban el verdadero objetivo de estar ahí, me refiero a la zona donde tocarían varías orquestas y grupos nacionales, la verdadera pachanga.

Y para que hubiese una excusa más justificable, se empieza a sentir una leve brisa y gotas gruesas que caen desde arriba. Entonces sí, todos a correr para hacer la fila y entrar a la zona popular que el alcalde tanto resaltó en su presentación a la fanaticada. No negaré que también nos movilizamos rápidamente para ingresar a esa zona la cual se veía con bastante afluencia. Sin embargo, ocurría algo pocas veces visto.

Si en nuestro país hay más mujeres que hombres, dónde estaban las demás. Si digo esto es porque los agentes de seguridad formaron dos filas y la que resultó ser más concurrida fue la de los hombres. Entonces me pregunté en dónde habían dejado a sus novias, esposas, amigas, suegras, hermanas, primas y por qué no, hasta las amantes. De seguro las encajonaron en casa, les dejaron el encargo de cuidar a los hijos y salieron sin el anillo comprometedor. Y para los que no están casados como yo, simplemente tomaron camino sin avisar pues un oasis de alcohol les esperaba en la entrada, que más pedir para pasarla bien.

Al entrar el aire pesado de nicotina y aliento a fermentado invadía el paso entre la gente. Era surrealista ver como la Alameda Roosevelt, que en días normales luce cargada de buses y autos, ahora se encontraba rebalsando de visitantes deseosos de encontrar el mejor ambiente en un fin de semana sin aguaceros. Sin duda había que aprovechar y muchos ya bailaban al compás de la cumbia de La Fuerza Band, Orquesta La Casino, La sonora dinamita, Grupo Tentación, La Platinum y entre otros géneros también estaba Amaretto y Eskina Opuesta.
Batucada participante del desfile - Nancy Gomez.

La algarabía resonaba en los parlantes de cada tarima, de cada grupo y orquesta, al mismo tiempo que se reflejaba en los rostros de la gente, pero sobre todo en sus movimientos corporales los cuales invitaban a dejarse llevar por el frenesí que nos envolvía. Todo era fiesta, vicio, baile y diversión. Ahora ya quedó claro el concepto bien otorgado por don Norman de La fiesta popular.

Y ya que lo volvemos a mencionar, él y su comitiva junto a la hermosa reina de las fiestas se acercaron a presenciar la actuación de La Orquesta Platinum. Como es obvio en tremendas personalidades, no podían faltar los agentes de seguridad del tipo PPI, por si algún ebrio se acercaba demasiado o por si alguna mujer afanada se le colgaba del cuello para sentirse afortunada de abrazar al honorable alcalde. Poco después se retiro rodeado de sus guaruras y tras él, un gentío queriéndolo saludar o tan solo estrecharle la mano y sacarle una foto. Saben que él no se niega a saludar pues juega muy bien con el precio de la fama y la popularidad. Hay que aprender mucho de nuestro alcalde para ver si algún día nos hereda el puesto, las deudas, las demandas y a toda esa fanaticada que lo adora.

La noche avanzaba y la alameda estaba a estallar de tantos que ingresaban. En una de esas nos detuvimos a ver a los de Eskina Opuesta que, a pesar que ya no son los mismos de antes, siempre he seguido su música ska que invita al desorden, las tiraderas y los corridos al estilo mendigo aventurero. Luego de un par de canciones comenzó el desenfreno de los jóvenes que bailaban, se golpeaban tirando puntapiés, puñetazos y empujones a los que se introducían al círculo de la locura. Desde la tarima, uno de los cantantes pedía moderación pero nadie quería escuchar de prohibiciones sino solo más ska revoltoso y pegajoso. Claro que dentro del desorden no faltó quien se pasara de golpetazos y fuera sacado por la policía que se mantuvo cerca de los envilecidos jóvenes.

Las orquestas en toda la alameda Roosevelt seguirían tocando para los asistentes hasta muy tarde en la madrugada. Nosotros nos retiramos pues, en cinco horas de expedición, habíamos visto suficiente para cautivarnos. Al día siguiente el cansancio me ató a las sabanas de mi cama lo que me valió perderme la misa oficiada todos los domingos en mi parroquia. No obstante, el evento religioso más significativo se realizaría en la Catedral metropolitana que para este año luciría sin sus coloridos azulejos en la parte frontal. Esta vez serían sustituidos por un video mapping que don Norman prometió exhibir en la tradicional Bajada del Divino Salvador del mundo y también en el monumento que lleva el mismo nombre.

Cuando el alcalde pronunció sus palabras en el carnaval, reconoció que la esencia de estas fiestas se centraba en el acto religioso del día domingo, aunque por dentro sentía que sus eventos estaban muy por encima pues así lo manifiesta la gente. Sea como sea dijo la verdad, a pesar que no muchos se den cuenta de que la vacación es conmemorativa a este hecho relatado en el nuevo testamento de la biblia.

La tradicional bajada del Salvador del mundo - Fuente Diario la página.
Dicha celebración no varía mucho con el paso de los años. Se celebra una misa en vísperas de la bajada, se realiza una procesión que es acompañada por todos los obispos de las diócesis y arquidiócesis del país para culminar con la representación de la transfiguración de nuestro Señor Jesucristo frente a la Catedral. Todo esto jamás lo he presenciado en directo frente a mis ojos, pues en mi familia no existe ese hábito de asistir. Por tal razón no quiero entrar en detalles respecto a lo que sucedió ahí y tampoco al movimiento de masas en los campos de Don Rúa (para los de menos recursos) y en la Feria CONSUMA (para los que saben que no tiene y aun así pagan a precio de feria).

El Salvador del Mundo - Nancy Gomez.
Estos lugares son una tradición impregnada en tiempos de festejos patronales, por lo tanto, no encontré la necesidad de caer en la tentación de consumir y luego solo sacar polvo de mis bolsillos. Además, para nadie es desconocido las multitudes que asisten a estos campos de juegos mecánicos (en su mayoría adolescentes y jóvenes) pero que al final se vuelven los focos del comercio, oportunidades de trabajo y de diversión para los que no tienen más que hacer.

Así son nuestras fiestas. Las ruedas, los elotes locos, las papas fritas, churros españoles, yuca frita, tostadas y una infinidad de comida que nos espera a las afueras de estos lugares de ocio. Los desfiles, los carnavales (y junto a ellos el negocio cervecero), las cofradías y los actos religiosos reúnen a nuestro pueblo que deja las divisiones, los malestares y el estrés para vivir una semana fuera de la realidad y de todo mal mundano de nuestro Pulgarcito. Como dije antes, solo por estos días todos nos pintamos un rostro diferente, guardamos la incertidumbre del fastidioso futuro y nos dedicamos a seguir la costumbre agostina que dura más de una semana, una corta semana para los comerciantes y una larga para los que no descansan lo suficiente. Hoy, entramos a la última etapa del año cuscatleco hasta la llegada del adviento, la navidad y el año nuevo. Por ahora, la amnesia temporal dará fuerzas para soportar los meses restantes y alentará a los que creen en la verdadera razón de cada celebración de nuestra tierra maltrecha y agusanada. Nos vemos en el otro desfile.

No hay comentarios:

Publicar un comentario